la historia de johnny
Cada vez que Johnny Johnson II camina por el vestíbulo de su edificio de apartamentos, sus vecinos lo saludan con un cálido saludo. Y, casi cada vez que se acerca al ascensor, alguien lo detiene y entabla una conversación. Johnny no lo haría de otra manera, se lleva bien con todos sus vecinos y realmente disfruta de lo amigables y abiertos que son.
Johnny se mudó a su apartamento de Providence Supportive Housing en la primavera de 2014. Antes de eso, se había quedado con su familia mientras buscaba un apartamento asequible.
“Vivir aquí me da tranquilidad y estoy orgulloso de tener un lugar que puedo llamar mío”, dice Johnny. “Es tan tranquilo aquí y tiene un maravilloso ambiente hogareño. Me encanta la vista desde mi apartamento y me gusta mucho el vecindario”.
Johnny nació y se crió en Portland y recibió el nombre de su padre. Ahora divorciado, tiene dos hijos, incluido Johnny Johnson III. Como adulto, Johnny se mudó por todo el país para realizar diversos trabajos, incluidos la administración, el mantenimiento de edificios y el trabajo de almacén. Una vez trabajó como subcontratista mezclando pintura para aviones Boeing.
La fe siempre ha sido una parte importante de la vida de Johnny. Ha estado en el ministerio durante años y una vez dirigió un ministerio callejero para trabajar con hombres que vivían en las calles y/o luchaban contra la adicción.
Johnny pasa su tiempo libre montando su motocicleta Suzuki Intruder y disfruta de los viajes por carretera. “He estado montando durante 42 años, me mantiene joven y activo”, dice Johnny. Es miembro de un club de motociclistas local y le gusta andar en bicicleta con otros miembros y asistir a una variedad de funciones del club. Si bien le encanta la emoción del viaje, Johnny es muy consciente del peligro que conlleva. Hace años estuvo involucrado en un gran accidente de tráfico, que no fue su culpa. “Podría haber sido mortal. Fui muy bendecido y sobreviví sin lesiones importantes. Desde entonces me he asegurado de usar siempre mi casco”.
Johnny dice que su mente abierta es una de las claves de lo que lo mantiene en marcha. “Aunque mi cuerpo está envejeciendo, no significa que mi mente tenga que envejecer. Creo que eres tan viejo como crees que eres. Una vez que empiezas a pensar que eres viejo, empiezas a envejecer. Una actitud positiva es fundamental. Me gusta mantenerme motivado yendo a caminar por el parque y participando en actividades acuáticas”.